jueves, 28 de mayo de 2015

"LLEGA EL CALOR, LLEGA EL PARADIGMA: LLEGAN LOS PILIERES JUGANDO A SEVEN" por Helena Lanuza

Ser pilier es sexy, y lo sabes.



Ha llegado el verano. Bueno, no oficialmente. Según el Ministerio de Fomento el verano comenzará el día 21 de junio, a las 18:38 hora peninsular para ser exactos. Pero ey, que no os engañen. Todos los jugadores de rugby sabemos que el verano ha llegado en cuando el campo se queda vacío. Cuando empiezas a entrenar de día sin que te caigan chuzos de punta. Cuando el melier se queda ahí, sólo, relegado, lamiéndose las heridas infligidas durante todo un año de espetones y sacudidas.

Sí, amigo. Tú también lo sientes. Ha empezado el seven.

Lo llamaremos seven, porque rugby, lo que se dice rugby, no es. Se utiliza el mismo balón, se juega en el mismo campo, pero incluso algunas reglas cambian. De poco sirve avanzar a cabezazos y ya no puedes descansar andando por el campo entre melé y melé. De repente el mundo entero supone que tienes que saber pasar a 15 m de distancia (y además tiene que ser un pase bonito, tenso y estiloso en su conjunto), y lo peor de todo: tu grado de ‘molonidad’ se mide de forma directamente proporcional a lo hortera que sea tu camiseta de juego.




La culpa de todo esto la tuvo Ned Haig, un carnicero escocés que en 1883 inventó esta modalidad de juego como parte de un evento para recaudar fondos para su club. Vale, no me voy a meter mucho con él, porque la mezcla de carnicero, escocés y jugador de rugby me acojona en demasía, pero sólo diré que el rugby XV lo inventó un chaval, un rebelde, un visionario, un James Dean de la vida que jugando a fútbol decidió que él cogía la pelota, se echaba a correr y metía gol con la mano. Ahí queda. Las comparaciones son gratis y corren de vuestra parte.

Para no faltar a la verdad, tengo que decir que esta extraña modalidad del rugby me encanta. Pilieres corriendo, aperturas placando, zagueros despeinándose y un sin fin más de fenómenos de feria que puedes ver sin necesidad de que los astros se alineen.

Al final va a resultar que tenemos que darle a las gracias al señor Haig, que creó un deporte más molón, espectacular y apto para el visionado de neófitos y consiguió meter la palabra rugby en los Juegos Olímpicos. Eso sí, podríamos hacer juntos una revisión del jueguecillo este que se le ocurrió. Que la melé podría ser de 7 perfectamente. Si total, sin un flanker, también se hace la mar de bien.

Extraído de: https://helenalanuza.wordpress.com/2015/05/20/llega-el-calor-llega-el-paradigma-llegan-los-pilieres-jugando-a-seven

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