domingo, 29 de marzo de 2015

"Será divertido" por Blanca Fernández.

“¡Será divertido!” Esas fueron las palabras que me incitaron a ver mi primer partido de rugby.  Pero no lo fue. Resulta un deporte arduo para el no iniciado. No entendía porque el balón iba para atrás, quienes eran delanteros y quienes tres cuartos. No entendía porque lo llamaban ensayo y no gol. No entendía el entusiasmo de mi acompañante “El rugby no es un deporte más”.” Friki” pensaba yo. No sabía que en breve yo repetiría sus palabras con más entusiasmo.


Y llegó el día en que me invitaron a probar un entrenamiento del equipo femenino recién formado. Era una fría noche de febrero del 2014. Recuerdo sonrisas amables cuando el balón llegaba a mis manos y lo soltaba como si quemara, miradas comprensivas cada vez que pasaba el balón hacia delante. También recuerdo la mandíbula de la capitana incrustándose en mi cara. Al terminar el entrenamiento me preguntaron si bajaría de nuevo y como yo no sé decir que no, seguí bajando sin mucho convencimiento de encontrar futuro en ese extraño deporte.


Al principio no se me daba bien nada. No soy veloz, ni especialmente habilidosa con el balón. Tampoco suficientemente agresiva, ni con mucha visión de juego. Pero si algo te enseña el rugby es que todos somos válidos y toda cualidad es útil. Un día me dijeron “Sal tú y chocas” y eso se me daba bien. Y me gustó.


Llegó el parón estival y el comienzo de la temporada. Muchas caras dijeron adiós. Y felizmente dimos la bienvenida a otras muchas. Y ahí vamos, entrenando, luchando y sudando cada partido… y formando la gran familia del Rivas Rugby, donde todo el mundo es bien recibido. Y digo familia porque ciertamente es así. Las compañeras de equipo se convierten en hermanas cuando suena el pitido incial. Y como en toda familia, todas avanzamos juntas, unidas y nunca nadie se queda atrás.

Así que no, el rugby no es un deporte cualquiera. Por las noches me acuesto soñando con nuestro primer partido ganado. Con que saco una touch perfecta. Con nuestro primer ensayo de “gorditas”. Y por qué no…con una inspiración divina que me haga llegar al ensayo. Porque si algo te enseña este deporte es que nada es imposible y que el entrenamiento, la constancia, la disciplina y el trabajo en equipo (que no sabía lo que significaba hasta ahora) te hace llegar a donde quieras.


Blanca Fernández

lunes, 23 de marzo de 2015

"Más que un equipo, una familia" por Almudena Romero.


Hoy quiero contar la gran experiencia que conlleva jugar con unas magníficas compañeras en el campo y grandes amigas fuera de él. Hoy hemos jugado un amistoso contra Torrelodones en casa, por fin en Rivas, con motivo de marzo mujer. A pesar de ser solo nuestro tercer partido, he salido muy contenta por todo lo realizado aunque no hemos podido saborear la victoria por más que lo hemos intentado.

Salir al campo sabiendo que van a estar todas tus compañeras detrás de ti apoyándote en cada placaje, en cada ruck, en cada agrupamiento en sí, reconforta. Nunca vas a estar sola, siempre habrá alguien ahí para protegerte en todo lo posible.


Otra cosa que me encanta de este deporte aparte del compañerismo es que cuando cometes un error, por X o por Y, nadie te lo recrimina, se sigue adelante y se intenta de nuevo una y otra vez (aunque en pleno partido, quizás por los nervios, no se exprese así en ese mismo momento) y si no todo se arregla al instante siguiente, o en el tercer tiempo con una cerveza en la mano, por supuesto. Cantando, bailando y brindando por todo lo jugado.


Quiero hacer un huequito también referente a la grada, formada por nuestros amigos tanto del equipo como de fuera de él y familiares, los que nos acompañan a cada partido que hemos tenido, apoyándonos y dándonos fuerza en cada grito, en cada aplauso, en cada vitoreo, en cada momento de preocupación al ver entradas fuertes, en cada suspiro de alivio al ver que de esa entrada salimos bien, con algún rasguño pero seguimos adelante. Eso nos da tanta fuerza que hace que no paremos por nada, levantarnos una y otra vez, sin importar nada más.

Sois enormes chiquititas. El próximo más y mejor.

En definitiva, estoy orgullosa de pertenecer a este equipo o más bien a esta familia como es el RCR y poder crecer con él y con cada una de mis pequeñas rugbiers poquito a poco.




Almudena Romero.

martes, 17 de marzo de 2015

"Me presento: soy el nuevo, uno de ellos." por Sergio Huevo.


Vengo de un deporte de altos donde nunca he sido alto y me propuse entrar en un deporte de altos, fuertes y grandes y seguramente locos, brutos y apasionados por el dolor, tanto ajeno como propio. He de decir que sigo sin ser alto, fuerte o grande.



Los primeros días para mí en esto fueron complicados, las primeras miradas de gente muy dura, los primeros entrenamientos, los primeros contactos, el primer beso del tío del material (siempre he querido olvidar esto aunque fuese con un rodillazo en la cabeza por un placaje hecho cual principiante), las primeras informaciones... muchas cosas nuevas y mucha gente dura y seria.




En cuanto a la información, los primeros días estuve al borde del derrame cerebral en muchas ocasiones. Oía muchas palabras distintas y siempre veía lo mismo: blanco...gente corriendo y chocándose, gris...gente corriendo y chocándose y así con X1, X2, X1 falsa, Rojo, Azul...y todo para que a los diez minutos alguien dijese en un parón que no estábamos haciendo las cosas bien, a la mierda lo "aprendido". Y suerte que no oía a los gordos con sus elefantes voladores, sus vinos tintos y demás frases largas y sin sentido con las que se comunican.




Por suerte, esos tíos duros no lo eran tanto una vez te habías duchado un par de veces con ellos o después de alguna bebida burbujeante, y poco a poco con explicaciones extraoficiales, concentración, compromiso y trabajo duro conseguías entender cada vez más cosas.




En cuanto a los partidos, al principio mi misión estaba clara: llevar el tee cuando había ensayo. El deseo de ayudar era enorme, incontrolable y solo podía hacerlo cuando llevaba el tee, así que era el mejor  “llevadordetees" de la liga. Así trabajamos todos para ayudar a nuestros compañeros en todo lo que podíamos.




Por último quería destacar el ambiente del equipo, del club, en el que tan importantes son nuestras chicas a las que les devolvemos en sus partidos toda la fuerza que nos dan en los nuestros, los terceros tiempos con canciones internacionales y otras totalmente adaptadas al equipo que nunca fallan.




Ha sido un placer pasar de ser "el nuevo del equipo" a "uno más de la familia" con mote y todo, gracias por el recibimiento, por lo bien que me lo habéis hecho pasar y por el rugby, gracias por el rugby.




Huevo.