“¡Será divertido!” Esas fueron
las palabras que me incitaron a ver mi primer partido de rugby. Pero no lo fue. Resulta un deporte arduo para
el no iniciado. No entendía porque el balón iba para atrás, quienes eran
delanteros y quienes tres cuartos. No entendía porque lo llamaban ensayo y no
gol. No entendía el entusiasmo de mi acompañante “El rugby no es un deporte
más”.” Friki” pensaba yo. No sabía que en breve yo repetiría sus palabras con
más entusiasmo.
Y llegó el día en que me
invitaron a probar un entrenamiento del equipo femenino recién formado. Era una
fría noche de febrero del 2014. Recuerdo sonrisas amables cuando el balón
llegaba a mis manos y lo soltaba como si quemara, miradas comprensivas cada vez
que pasaba el balón hacia delante. También recuerdo la mandíbula de la capitana
incrustándose en mi cara. Al terminar el entrenamiento me preguntaron si
bajaría de nuevo y como yo no sé decir que no, seguí bajando sin mucho
convencimiento de encontrar futuro en ese extraño deporte.
Al principio no se me daba bien
nada. No soy veloz, ni especialmente habilidosa con el balón. Tampoco
suficientemente agresiva, ni con mucha visión de juego. Pero si algo te enseña
el rugby es que todos somos válidos y toda cualidad es útil. Un día me dijeron
“Sal tú y chocas” y eso se me daba bien. Y me gustó.
Llegó el parón estival y el
comienzo de la temporada. Muchas caras dijeron adiós. Y felizmente dimos la
bienvenida a otras muchas. Y ahí vamos, entrenando, luchando y sudando cada
partido… y formando la gran familia del Rivas Rugby, donde todo el mundo es
bien recibido. Y digo familia porque ciertamente es así. Las compañeras de
equipo se convierten en hermanas cuando suena el pitido incial. Y como en toda
familia, todas avanzamos juntas, unidas y nunca nadie se queda atrás.
Así que no, el rugby no es un
deporte cualquiera. Por las noches me acuesto soñando con nuestro primer
partido ganado. Con que saco una touch perfecta. Con nuestro primer ensayo de
“gorditas”. Y por qué no…con una inspiración divina que me haga llegar al
ensayo. Porque si algo te enseña este deporte es que nada es imposible y que el
entrenamiento, la constancia, la disciplina y el trabajo en equipo (que no sabía
lo que significaba hasta ahora) te hace llegar a donde quieras.
Blanca Fernández
Blanca Fernández